Cuando tenía 14 años inicié mi primer emprendimiento sin saber para ese entonces lo que era el emprendimiento. Fue un negocio de baratijas deportivas y artículos coleccionables, que nació entre los amigos del colegio y luego se expandió a distribución en varias ciudades.
Este negocio duro un par de años hasta que por razones familiares tuve que mudarme de ciudad donde seguí con mis actividades de comerciante.
A los 21 años comencé mi primer negocio formal que se fue a la quiebra y me dejó en una muy mala situación económica, y también de ánimos. Sin embargo, esto me impulsó a iniciar una carrera en el mundo corporativo en el que estuve en posiciones de liderazgo en diferentes países por más de 20 años.
Paralelamente mantenía viva la llama del emprendimiento, así nació mi propia empresa de consultoría y entrenamiento. Al sentirme listo, decidí dar el gran salto y dejar atrás el mundo corporativo para dedicarme 100% a mi negocio, estructurando varias metodologías con las que hoy en día acompaño a mis clientes para crecer y crear sus propias historias de éxito.