Hace muchos años, asistí a una conferencia que daba Donald Miller, durante la cual nos contó que, a raíz de la publicación de un libro con el cual se hizo muy famoso, unos directores de Hollywood le propusieron hacer una película sobre su vida.
Aceptó y cuando empezaron a trabajar en el guion comenzó a darse cuenta de que empezaron a cambiar su historia. Ante su protesta, uno de los productores le confesó que su historia era muy aburrida y dejarla tal cual era haría que la gente saliera del cine a la mitad.
Todos en la sala se rieron, pero yo en cambio me pregunté ¿si hoy hicieran una película sobre mi vida, estaría llena de aventuras, riesgos y victorias? Concluí que no, que también sería una película aburrida.
¿Qué vamos a ver?
Las historias que cambian vidas
Entonces me dispuse a investigar qué hace a las historias interesantes, que conecten con la audiencia, que cambien vidas. ¿Acaso podríamos aplicar los principios que utilizan los directores y escritores para crear grandes historias a nuestra vida? ¿Podríamos vivir una vida que valga la pena vivir y contar nuestra aventura como emprendedores en el mundo de los negocios?
Investigando aprendí varias cosas:
- Que las historias parten de un héroe que quiere algo y está dispuesto a atravesar un conflicto para conseguirlo.
- Que la mayoría de las personas no se creen que son el héroe de su historia, sino más bien viven su vida como si entraran a un cine 20 minutos después que la película comenzó, sin saber quién es el bueno ni quién el malo, ni de qué va el argumento.
- Que no tienen claro qué es lo que quieren.
- Que no están dispuestos a atravesar el conflicto y mucho menos saben cómo el conflicto podría cambiar sus vidas.
Entonces comencé esa búsqueda sobre cómo podemos construir grandes historias. Cómo nuestro sueño, nuestra idea de negocio, lo que queremos construir puede convertirse en una gran historia emocionante que valga la pena contar.
La película “Titanic” y el deseo de libertad
Pareciera que todo quienes hemos visto “Titanic”, aun sabiendo cómo termina, volvemos a verla, no una sino varias veces. Algunos piensan que la historia trata sobre un barco, una tragedia o una historia de amor, pero en realidad es una historia sobre la libertad; sobre cómo una joven, condenada a casarse con alguien que no quería, decide arriesgarse y ser libre.
Ese deseo de la protagonista, su decisión de liberarse es lo que hace que la veamos una y otra vez. Es el mismo deseo que está dentro de nosotros, de que nuestra vida debería ser como esas grandes historias y ser emprendedores es lo que nos puede otorgar esa libertad.
Toda gran historia comienza en un mundo ordinario
Aun mucho antes de la pandemia, ya vivíamos en un mundo ordinario, el de los días comunes donde todo es igual. Cada día vamos al trabajo por la misma ruta, asistimos las mismas reuniones, oímos las mismas conversaciones, noticias, chistes… en un mundo que conocemos muy bien y nos sentimos seguros.
El llamado a la aventura
Sin embargo, por más protegidos que creamos estar, algo nos dice que no nacimos para estar en ese mundo ordinario porque también nos ahoga, nos detiene, nos apresa.
Entonces, en un determinado momento, sentimos un llamado a la aventura. Nuestro corazón nos dice que podemos construir el mundo que queramos para alcanzar la libertad.
La negación del llamado
No obstante, luego de escuchar ese llamado a la aventura, surge algo que nos impide dar el paso, que nos hunde y nos mantiene detrás de una barrera; es como una cuerda que nos hala nuevamente hacia el mundo ordinario y de nuevo sentimos que es el único lugar seguro.
Entonces no salimos a construir lo que queremos, a luchar por nuestros sueños, pero tal y como sucede en las grandes historias, no somos los únicos, porque al principio todo gran héroe niega su llamado.
El miedo, la valentía y el arrepentimiento
Las personas niegan su llamado por miedo. Miedo al fracaso, a que el negocio no funcione, al coronavirus, al colapso de la economía… Hemos construido una cortina de miedo a nuestro alrededor como excusa para mantenernos allí, en el mundo ordinario.
Pero el problema no es el miedo: es paralizarte, dejar que te domine. Es más, la valentía nace del miedo, necesitamos el miedo para poder ser valientes porque, además, el miedo es un problema sicológico, es una percepción negativa de algo que no ha pasado.
Una estrategia para no dejar que el miedo nos paralice es cambiarlo por el miedo al arrepentimiento. El miedo a preguntarte con el tiempo ¿y si lo hubiera intentado? ¿si hubiese funcionado tal y como lo tenía planeado?
El miedo al arrepentimiento es mil veces más poderoso que el miedo al fracaso, porque el dolor del fracaso puede durar una semana, unos meses, un año, pero el dolor del arrepentimiento dura toda la vida. Es preferible intentar y fracasar y aprender, que arrepentirte de no haberlo hecho durante toda tu vida.
El incidente inductor
Después de la negación de tu llamado, viene ese punto que te obliga a entrar en la gran historia. Logras vencer el miedo, das ese primer paso y sales allá afuera y abres tu negocio. Todo es celebración, emoción y felicitaciones, y hay muchos de nosotros que nos parece el climax de la historia, pero en realidad no lo es. Es apenas el comienzo y estás a las puertas del conflicto.
El conflicto
A nadie le gustan los conflictos, pero te aseguro que tu historia va a ser tan inspiradora como el nivel de conflicto que estés dispuesto o dispuesta a superar. Aunque es interpretado por muchos como mala suerte, el conflicto es lo que va a hacer interesante tu historia.
En primer lugar, el conflicto te va a permitir apreciar las cosas bellas de la vida que siempre diste por garantizadas y dejaste de notar.
En segundo lugar, el conflicto te ayudará a conectar con los demás seres humanos a través del dolor porque los seres humanos no conectan a través del éxito.
Si yo te contara sobre mis éxitos, lo que he logrado y las cosas que he podido tener, es probable que algunas personas me dijeran “qué bueno, te felicito”, pero eso no conecta con nadie. Pero, si contara los problemas que he tenido que enfrentar en un negocio, lo mal que lo he pasado en algunos episodios de mi vida personal, entonces me dirían “yo sé cómo te sientes, yo pasé por lo mismo” y partir de allí lo más probable es que compartamos historias que nos inspiren y ayuden mutuamente.
La resurrección
Después del conflicto viene la resurrección: el momento en el que probablemente sientas que no puedes dar más. Los maratonistas la llaman “la pared” y suele suceder cuando falta un tercio para la meta. Las piernas parecen pesar mucho más y el cuerpo está a punto de colapsar.
Los maratonistas experimentados lo superan con “el segundo aire”: dando un paso más y otro y otro hasta llegar a la meta.
Cuando tengas más dudas que nunca y se mezclen en tu cabeza el COVID, que el negocio se estanca, la falta de ideas, de dinero, los empleados… sigue adelante porque sí puedes, no te bloquees, sí vas a tener éxito y alcanzarás la victoria.
La victoria
La victoria es cuando alcanzas lo que querías, tu negocio tiene éxito y logras la libertad, pero lo más valioso es que al final de ese recorrido no volverás a ser el mismo.
El cuidado que debes tener con la victoria es no volver a enamorarte del mundo ordinario. Al contrario, debes emprender una nueva aventura, una expansión, una nueva división de tu negocio y si es para beneficiar de alguna manera a la humanidad, serás el héroe de una historia aún más inspiradora.
Espero que a partir de hoy comiences pues a crear tu historia, si aún no lo has hecho.