Hace algunos años decidí abrir un negocio aquí en la ciudad de New York, negocio del cual no me asesoré, no verifiqué si lo estaba haciendo bien, si era la manera correcta. Esto me llevó a una cantidad de problemas, una auditoría de más de 250.000 UDS, la destrucción de mi familia, mal comportamiento en mis hijas, problemas de salud. Realmente llegué a un punto donde dije: ¡No más!, ¡necesito parar!, ir a educarme, ir a asesorarme, saber cómo hacerlo y saber cómo lograrlo. Una vez que lo hice, disfruto de libertad financiera, solidez en mi negocio, estabilidad en mi familia.
Hoy en día ayudo a nuevos emprendedores con un acompañamiento que los impulsa a la acción para que logren maximizar su potencial.