Aunque, de acuerdo con las definiciones en boga, podrían confundirse y hasta aparentar ciertas coincidencias, los roles de coach, mentor y consultor son marcadamente diferentes y responden a necesidades distintas.
Un mentor es esencialmente un consejero. En la Edad Media, el mentor escogía un aprendiz para guiarlo en el dominio de un oficio, respaldado por su larga experiencia. En nuestros días esa relación cubre ámbitos mucho más amplios, desde el académico hasta el político, y la relación entre mentor y discípulo surge espontáneamente, basada en criterios e intereses comunes.
El consultor, en cambio, es un experto en un área específica, requerido usualmente en el ámbito empresarial para solucionar aspectos concretos, durante un tiempo predeterminado.
¿Qué vamos a ver?
Basta el término coaching para hacernos únicos
Para nosotros, como coaches, es muy importante conocer y siempre dejar clara esa distinción porque:
- En caso de que el cliente la desconozca, sepa distinguirnos por lo que hacemos, lo que podemos ofrecerle y qué esperar de nosotros.
- Nuestra especialidad podrá diferenciarnos y nos ayudará a superar de antemano ese síndrome impostor que normalmente tenemos, sea quien sea nuestro cliente.
¿Qué aporta un mentor?
Para ampliar lo que he mencionado antes, un mentor es una persona que ya ha pasado por lo mismo que la persona que está aconsejando y guiando. Ambos tienen necesariamente que compartir la misma carrera, en la cual el mentor aporta su experiencia. Por lo general, las mentorías son gratuitas y orientadas a aportar conocimiento, sin ningún otro interés que ayudar a quien lo necesite y formar relevos en una disciplina determinada.
¿Qué hace un consultor?
El consultor es un especialista, es un experto en una materia específica. Normalmente, una persona contrata a un consultor cuando quiere mejorar un área en particular, algo concreto en su negocio. Puede tratarse de un consultor de mercadeo, de finanzas, informática, comunicaciones; en fin, en cualquier área o especialidad para la cual requerimos un experto para optimizarla, expandirla o profesionalizarla.
¿Cómo nos diferenciamos como coaches?
Está claro que nosotros, como coaches, no somos mentores porque nos damos las cosas de gratis, ni tampoco hemos pasado por lo mismo que ha pasado el cliente con el que estamos hablando.
Tampoco somos consultores porque no somos especialistas en cuestiones específicas que el cliente necesita mejorar.
Como coches tenemos que ser espejos. El coach es una persona que debe tener las preguntas correctas para que el cliente se formule sus propias respuestas.
Aunque nos especialicemos en una de las tantas áreas que ofrece el coaching: personal, empresarial, organizacional, ejecutivo u ontológico… no tenemos por qué ofrecer o coincidir con alguna especialización que requiera el cliente, a la manera de un consultor.
Mas bien somos un catalizador que acompaña al cliente a descubrirse a sí mismo y a resolver sus problemas desde puntos de vista diferentes que no ha explorado. No le decimos lo que tiene que hacer porque por esa estrictamente su responsabilidad.
No damos consejos ni proponemos alternativas de acción, sólo reflejamos la situación del cliente en sus propias palabras para que descubra su situación tal cual es.
Aquí te dejo pues clarificadas las diferencias entre un coach, un mentor y consultor, tres términos que si bien tienden a confundirse, solo tienen en común que son maneras distintas que ayudan a solucionar problemas.